773 civiles masacrados en Darfur

A medida que los reflectores globales se desplazan hacia otros conflictos en todo el mundo, la creciente crisis de refugiados en Sudán sigue desatendida, provocando nuevas oleadas de desplazamiento en la región. Según informes de agencias humanitarias, hasta 10 millones de personas en Sudán se han visto obligadas a abandonar sus hogares debido a los conflictos recientes, con casi seis millones de desplazados desde el inicio de la última guerra en abril. Esta crisis se ha convertido en uno de los peores desastres humanitarios a nivel mundial.

Los trabajadores humanitarios, frustrados por la falta de atención global, señalan que el mundo está ignorando la difícil situación de los refugiados en Sudán, ya que la atención se ha centrado en otros conflictos, como el conflicto entre Israel y Hamas. Dominique Hyde, director de relaciones externas de ACNUR, la agencia de las Naciones Unidas para los refugiados, expresó su preocupación por el silencio escandaloso de muchos gobiernos y la falta de apoyo a la crisis.

La guerra en Sudán

La guerra en Sudán, que brevemente captó la atención mundial en abril cuando varios gobiernos occidentales evacuaron a sus ciudadanos, ha continuado sin recibir la misma atención. Dos llamamientos de financiación de la ONU destinados a abordar la crisis humanitaria en Sudán y los países vecinos que albergan a refugiados han alcanzado menos del 40 por ciento de sus objetivos, lo que ha obstaculizado los esfuerzos humanitarios en la región.

El conflicto, que enfrenta al ejército sudanés con las Fuerzas paramilitares de apoyo rápido, estalló en violencia en abril y ha ido en aumento desde entonces. Las RSF han avanzado en Darfur en las últimas semanas, capturando ciudades y tomando el control de gran parte de la capital, Jartum, obligando a un gran número de personas a huir de sus hogares.

Las agencias de ayuda han enfrentado desafíos considerables debido a la falta de recursos. Los campos de refugiados están extremadamente superpoblados y han experimentado brotes de enfermedades como el cólera. En el estado del Nilo Blanco, la población se ha disparado en casi un 50 por ciento debido a la afluencia de personas desplazadas. Muchos de ellos se ven obligados a dormir en escuelas y hogares locales, mientras que las condiciones en los campos de refugiados son precarias.

La situación se agrava aún más con el éxodo de refugiados sudaneses hacia el vecino Sudán del Sur, lo que ha llevado a una sobrepoblación en centros de tránsito como Renk. La falta de agua y saneamiento ha aumentado el riesgo de brotes de cólera y otras enfermedades.

La falta de recursos y el sistema humanitario abrumado dificultan la capacidad de las agencias de ayuda para brindar la asistencia necesaria. Además, el trabajo humanitario en Sudán ha sido peligroso, con más de 45 trabajadores humanitarios asesinados o detenidos en los últimos siete meses, según la ONU.

Sudán del Sur, uno de los países más pobres del mundo, se enfrenta a la llegada masiva de refugiados sudaneses, al igual que otros países vecinos como Chad, Etiopía, la República Centroafricana y Egipto. La afluencia de refugiados desde Sudán ha aumentado significativamente en la región, lo que ha generado desafíos adicionales.

En medio de esta crisis, se han reportado atrocidades y abusos, incluyendo muertes de civiles, detenciones arbitrarias y violencia sexual en las zonas controladas por las RSF en Darfur.

** Con información de SarajevoTime.