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Opinión

¿Cuál sería la política exterior de un gobierno de Trump?

No solo los Demócratas en EEUU están nerviosos por una eventual victoria de Trump, sino también los aliados en Europa (CNN, Yahoo, Politico) y en Latinoamérica.

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¿Cuál sería la política exterior de un gobierno de Trump

Todo el mundo está pendiente de las elecciones presidenciales en EUA, con la gran mayoría de gobiernos, afines y opuestos a EUA, esperando ansiosamente que las élites políticas de EUA impidan su toma de poder en enero, 2025.

A la fecha, las apostadoras favorecen a Trump (Polymarket). Esto porque las importantes encuestas vienen indicando que Trump lidera a Biden en los estados clave. Recientemente, @FiveThirtyEight indicó que Trump lidera a Biden fuera del margen de error en Nevada, Carolina del Norte, Georgia y Arizona, y dentro del margen en Pensilvania, Wisconsin y Michigan. Trump probablemente ganaría la presidencia con 312 votos electorales. Se necesitan 270 para ser electo. Incluso, Trump podría ganar las elecciones aun perdiendo en Pensilvania y Michigan, los dos estados claves más grandes, siempre y cuando gana Wisconsin, como lo hizo en 2016 (Al Jazeera).

No solo los Demócratas en EEUU están nerviosos por una eventual victoria de Trump, sino también los aliados en Europa (CNN, Yahoo, Politico) y en Latinoamérica.

El consenso parece ser que Trump EEUU llevaría una política exterior transaccional, no una basada en los “valores y principios” del orden mundial liberal (OML) que ha dominado al mundo desde la Segunda Guerra Mundial (SGM).

Liderado por las democracias occidentales, el OML se construyó en torno a la apertura económica y política, la solidaridad democrática y la seguridad colectiva. El OML se basó en una expansiva red de instituciones multilaterales, como la ONU, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, entre otras, como la WEF.

Muchos quisieran hacer entender que el OML se construyó con base en el diálogo y el consenso, pero la realidad es que los logros del multilateralismo fueron reflejos del poder de EEUU. Desde la SGM, EEUU ha basado su política exterior en su poder, y con base a eso ha dominado las principales instituciones multilaterales. Asimismo, con base a su poder, EEUU ha promovido e impuesto ciertos valores en el mundo que han venido cambiando en el tiempo, por bien o mal.

Cuando EEUU se enfocaba en promover la economía de mercado y el comercio, contribuyó enormemente a la prosperidad en el mundo. El comercio pasó de representar el 25% del PIB mundial en 1970 a más del 62% en 2022, según datos del Banco Mundial. El valor de las exportaciones de bienes creció en términos nominales de $62 millardos en 1950 a $25 mil millardos en 2022, según datos de UNCTAD. En términos reales, el PIB mundial creció 12 veces entre 1950 y 2022, un logro histórico. Para efectos de comparación, el PIB mundial solo creció 3.5 veces entre el año 1 y 1700, según datos de OWD. En 1950, el 70% de la población mundial vivía en condiciones de pobreza extrema, versus el 10% en 2015. (Fraser)

Por otro lado, cuando EEUU promueve valores y prácticas contrarios a los existentes en la mayoría de los países del mundo, incluyendo la mayoría de los estados en EEUU, ocasiona mucho resentimiento en esos países y juega en contra de los intereses de EEUU.

En febrero de 2024, el Senador Marco Rubio envió una carta al secretario de Estado Anthony Blinken:

“Condicionar los programas de asistencia exterior a la adhesión a prioridades de izquierda, como el aborto y la identidad de género, puede privar del acceso a la asistencia exterior de Estados Unidos a quienes más necesitan estos programas”.

EEUU hoy parece empujar temas más culturales que económicos (aquí y aquí). La diferencia es que temas económicos se prestan a negociación. Los temas culturales, que tocan temas de creencias y costumbres, no se prestan tan fácilmente a negociación. Al introducir de manera exógena temas progresistas radicales en países no tan “avanzados”, EEUU contribuye a la polarización en esos países y dificulta el desarrollo democrático que dice que quiere avanzar.

Si Trump deja de lado estos temas en la “ayuda” internacional, haría muy bien, por EEUU y por los países que reciben fondos de EEUU. Es importante recordar que Trump recortó fondos a USAID durante su primer mandato, un fuerte indicador que lo volvería a hacer. Los países de la región no pueden ni deben depender de una ayuda extranjera, especialmente cuando esta da escasos resultados (Vox).

Harían bien los gobiernos de países para los cuales su relación con EEUU es importante en conocer a profundidad las tendencias políticas en EEUU. Basar políticas propias en lo que podría exigir un gobierno de turno extranjero que de pronto dejará de existir no es estratégico, ni tampoco democrático. En todo lugar y momento, la democracia se debe de desarrollar de manera interna.

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