Opinión
La narrativa sobre Guatemala es constante y cambiante
La narrativa mediática que culpa al sector empleador organizado de la corrupción en Guatemala sigue con fuerza, aunque haya sufrido algunos importantes reveses que los narradores no admiten.
Para poner el esfuerzo mediático en contexto, es importante recalcar dos cosas. En Guatemala, lejos de negar la magnitud del problema, el sector empleador organizado ha liderado el esfuerzo de centrar el discurso político en el tema de la calidad institucional y el control de la corrupción. Este esfuerzo comenzó al principio de la transición democrática, sin mucho apoyo de los grupos y analistas que preferían crecer el tamaño del Estado. Todavía, algunos insisten que la corrupción no ha de detener esfuerzos para crecer el Estado, aunque se tuviera que endeudar para hacerlo.
En 1994, la Comisión Empresarial para La Paz de CACIF publicó Reflexiones del pasado, consideraciones del presente y recomendaciones para el futuro, abogando por el control de la corrupción en el Estado y el fortalecimiento del Estado de Derecho. En 2000, se publicó el Pacto Fiscal, donde el sector empleador abogó por la mejora en la calidad institucional y gasto público. La “lucha contra la corrupción” no fue adoptada por la izquierda guatemalteca hasta que vieron en la difunta CICIG la oportunidad de perseguir a sus oponentes políticos.
Una narrativa mediática puede cambiar según la conveniencia política. Hoy, la narrativa de empresarios corruptos es cantada al unísono por un conjunto de funcionarios Americanos, periodistas, analistas y ONGs alineadas con los Demócratas en EEUU, como Human Rights Watch, WOLA, entre otras.
Con tal de dañar la imagen de los empresarios, la izquierda abandonó su tradicional escepticismo respeto al imperialismo yanqui para abogar por cada vez más injerencia durante el apogeo de la CICIG. En reconocimiento de que EEUU era el verdadero poder detrás de la CICIG, algunos llegaron a referirse en Twitter al entonces embajador Americano como “mi presidente” (aquí, aquí, aquí y aquí). Mucha gente dejó de lado sus críticas por los experimentos médicos, el golpe contra el gobierno de Árbenz, el esfuerzo anticomunista de EEUU durante la Guerra Fría, con tal de ponerse al servicio de la política exterior de EEUU.
La narrativa que intercambian enfatiza todo lo negativo sobre Guatemala. El diario La Hora, ex funcionarios guatemaltecos como Edgar Balsells, y profesores universitarios repiten las palabras del politólogo Francis Fukuyama, que Guatemala es un “país podrido”. Queda ausente la indignación que Trump causó cuando se había referido a los países de origen de los inmigrantes ilegales como “países de mierda”.
La fidelidad de los narradores no les ha impedido modificar sus argumentos a lo largo del tiempo. Un breve y parcial recuento.
CICIG llegó a su auge durante el gobierno de Obama. Cuando Trump ganó la presidencia, se activó la narrativa de que nada iba a cambiar. El respaldo a CICIG era bipartidista e indestructible y al más alto nivel de la administración Trump. Sin embargo, en 2018 (tal vez por las dudas?), se planteó la posibilidad de que Trump no terminaría su periodo por un juicio político. Cuando ese mismo año el Senador Marco Rubio de Florida buscaba congelar los fondos a CICIG, se refirieron a él con el mismo insulto que le había hecho Trump en campaña, Little Marco. La intención era poner en ridículo no solo al Senador sino a cualquier intento de cuestionar la narrativa que CICIG era más fuerte que nunca. Resulta que es Marco Rubio el quien sigue más fuerte que nunca, y acaba de advertir al Departamento de Estado de no interferir en el proceso de selección de fiscal general en Guatemala.
En 2017, cuando se le preguntó al ex embajador de EEUU en Guatemala sobre un lobby impulsado por diputados guatemaltecos para para minar el apoyo político a CICIG en EEUU, Todd Robinson respondió que no tenía respeto alguno por esos cuatro idiotas. Cuando empresarios organizaron para balancear el lobby de la CICIG en Washington, D.C., tampoco tardaron las burlas del esfuerzo (aquí, aquí y aquí). El mensaje? La firma de cabildeo era poco relevante y no tenía posibilidades de mermar el apoyo a la CICIG. #IvanSeQueda posteó la revista Nómada en 2018.
Resultó que Iván no se quedó. CICIG, en su último informe sobre Guatemala, dijo que el lobby si tuvo impacto en su salida. Ya para 2020 se decía abiertamente que la llamada lucha contra la corrupción perdió fuerza precisamente por culpa de Trump y su giro hacia una política exterior transaccional. Sin embargo, unos fueron más obstinados en seguir con la narrativa fallida. Todavía en 2020, @justiciayagt celebraba en Twitter la condena contra los Bitkov como ejemplo de la justicia, a “pesar del lobby anti-CICIG”. Los narradores nunca han admitido sus fallas de análisis. En la mejor tradición de los medios masivos de EEUU, simplemente ignoran los “análisis” fallidos que antes movían con fuerza.
Otro blanco de burlas fue la decisión de Jimmy Morales de trasladar la embajada de Guatemala de Tel Aviv a Jerusalén. Era para congraciarse con el gobierno de Trump, se decía en Plaza Pública. Nómada le dio cobertura a los intereses económicos de empresarios de Israel (léase j-u-d-í-o-s) en Guatemala. Otra vez, fallaron.
En 2020, la decisión de Morales fue citada como factor clave en el mejoramiento de las relaciones entre los gobiernos de Guatemala y EEUU, lo cual resultó en la salida de CICIG de Guatemala, según No-Ficción. El último 5 de mayo, la embajada de Israel en Guatemala celebró su día de independencia. La presencia del expresidente Jimmy Morales en un mismo evento que el embajador de EEUU se hizo notable. Que el embajador de EEUU de un gobierno Demócrata se presentará en un mismo evento con Jimmy Morales ayuda a entender la importancia que tiene Israel para la política exterior de EEUU. Asimismo, se debería de entender la brillantez de la movida estratégica que sugirieron los funcionarios de Jimmy Morales, especialmente Sandra Jovel y Mario Duarte. A final de cuentas, quien río de último fue el “payaso del pacto de corruptos”, usando las palabras de Thelma Aldana en Emisoras Unidas.
Moraleja: Los que repiten propaganda, sin mayor cuestionamiento, corren riesgo reputacional cuando los análisis y pronósticos recibidos fallan.